viernes, 10 de octubre de 2014

Vivir por haber vivido y querer volver a vivirlo

Entiendo que no entendemos nada. Que nos ensañamos con un modelo de vida que nos genera necesidades más influyentes por el significante de necesidad más que por su valor real.Necesitamos tener necesidades. Nos vamos obligando a cumplirlas, entregando cada vez más pedazos de vida detrás de costumbres que no pedimos. Cuestionar no el deseo si no la necesidad de desear parece ser la cuestión. Tratar de entender desde dónde nace ese afán quizá nos haga ver que no tiene raíces en nuestro costado más puro. 

Si entiendo al amor como una institución, que tenga como objetivo, quizás lejano, pero seguramente definitivo, la necesidad de brindarme una familia, y para eso yo deba cumplir con costumbres religiosas, políticas, sociales, etc. Llega un momento que se me transforma en una obsesión. Me limita. Dejo de vivir conectado con mis encuentros emocionales diarios, para prepararme u llevarme hacia el gran proyecto final. Creo que esa construcción del inconsciente está moldeado por un fluir dirigido y me corre de mi única verdad; el hoy.

Idealizo al amor en un fin iluminador de una nueva experiencia igual. Desde el momento que el enamorado logra sentirse así, debería ese caso particular sólo ser una enseñanza de que ese estado de placer supremo se puede lograr. Y a partir de ahí, el único lazo sea el no querer despegarse nunca de ese conocimiento, siempre querer volver a vivirlo, sea con quien sea, o con la acción que sea. El amor y la pasión  son distintos caminos que nos llevan a un mismo lugar, al estado emocional más alto. Por lo que deberíamos obsesionarnos, es por siempre querer estar en ese lugar, a pesar de que hoy sea con una acción distinta a la de ayer, sólo el hecho de saber que eso existe, nos debe obligar a buscarlo por todos lados, todo el tiempo. 

En esa perspectiva entiendo a la única forma de concebir la relación del sujeto y el amor para que éste explote su costado más puro y sano. En la enseñanza. La experiencia es lo único que nos va a quedar cuando nos vengan a buscar. Es la última vida que nos queda.