viernes, 23 de enero de 2015

Shhh

Tengan cuidado. El ruido es casi un fenómeno natural del que nos necesita mareados. Ese algo, negativo y según rumores; manejado por humanos, se alimenta de nuestra distracción. Distraídos unos, atraídos los que tienen miedo a dejarse llevar. Inseguros, buscan cuidarse la espalda de todo y todos cuando lo único perjudicial a lo largo de la historia fue construído por otro inseguro, atraído. 

La cosa es que no hay que prestar la atención. ¿Si no la devuelve? Atraerse de no distraerse a gracia de un atento. Para que al final, la distracción sea la forma colectiva de vida. Libres, seguros, sabiendo que fluír es la palabra más completa de la existencia. 

A prestarle atención a la desatención. Que es lo único que nos lleva a otro lado. Con menos luces. Silencio y conciencia. El cruce con otros distraídos, y por tanto, seguros, tranquilos, parecido a felices, nos irá destapando los oídos hasta solo escuchar música. Que es la plenitud en formato auditivo. Pero que el ruido no nos permite escuchar. 


Esta es mi propuesta, Sr. Juez.


No hay comentarios:

Publicar un comentario