martes, 23 de julio de 2013

....Que nunca se confunda hombría con falta de respeto...

Estamos siempre al borde de la racionalidad. Somos demasiado sensibles a la palabra, al gesto, al éxito. Cuando nos elogian, perdemos rápidamente el control. Cuando fracasamos, intentamos buscar culpables, muchas veces externos, otras tantas dentro de uno, cuando tampoco es necesario hacerlo. No todo en la vida se puede. Si se compite, a veces está bien que gane otro. De eso se trata.

Hacerse responsable de los actos que uno hace es el primer paso, pero que eso no signifique que, porque ya lo hice, ahora abro el paragua y me peleo con todo el que me lo critique. Dejar que, personas que no se forman parte de nuestro círculo opinen y festejen nuestros errores puede ser muy grave. Ellos mañana no están y quien tiene que seguir cargando con los hechos, ante todos, todos los días, somos nosotros.

Cerati dice que, "poder decir Adios, es crecer". Ni te digo, decir "perdón".


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