La noche del 7 de mayo en
Montevideo no fue una más. El centro, el oscuro y "angustiante" centro de nuestra
capital en invierno, se vio interrumpido por un montón de sirenas, efectivos
policiales en motocicletas, gritos y banderas venezolanas. Es que en un ómnibus
de la empresa Coetc, venía Nicolás Maduro, presidente de dicho país.
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Foto: El Observador |
La experiencia habla de que estos
jerarcas suelen trasladarse por la ciudad con la misma parafernalia pero en la
comodidad de autos más lujosos y con otro confort. Solamente el hecho de que el
presidente haya preferido hacerlo en un ómnibus es, en sí mismo, un
acontecimiento. ¿Quería aprovechar el viaje para ir conversando con sus
acompañantes? Él parece ser muy abierto al contacto con el pueblo, sería
lógico. Pero no. Prefirió manejar. Ser él mismo quien conduzca desde la
Intendencia Municipal de Montevideo hasta el acto del PIT-CNT.
No podemos obviar que esa fue su
profesión previo a su vida política. Una
gran cantidad de artículos periodísticos titularon: “de chofer a presidente”. Quizás
cuando a mí me inviten a algún lado, si es que alguien lo hace, llegue
escribiendo crónicas. Porque eso es lo que haré hasta ese momento. Aunque ojalá
nunca cambie de “cronista a político”.
Su calidad de sindicalista, de
referente de la izquierda en Latinoamérica, lo hizo recorrer varias empresas y
no poder negarse a la invitación de los trabajadores a concurrir al acto que se
iba a realizar en la sede del PIT-CNT. Y Pablo Varela, chofer de la Cooperativa
Obreros y Empleados de Transporte Colectivo (COETC) le cedió su lugar para que
el propio presidente se dé el gusto de trasladar a él y su comitiva hacia el siguiente punto de encuentro. ¿Licencia
de conducir? ¿Estaba habilitado para hacerlo? No sabemos. Y se ve que tampoco
estaba en su móvil el cartelito que dice: “Prohibido hablar con el conductor”
porque hasta tuvo la habilidad de darle una nota a un medio de su país.
Entre puños apretados, gritos
como: “viva Venezuela”, “Chávez vive”, “la lucha sigue”, “Maduro, amigo, el
pueblo está contigo” y las guitarras de Larbanois y Carrero, el principal
mandatario de las tierras bolivarianas llegó al acto. Apenas una hora y media
después de lo previsto, con gran dispositivo de seguridad y a “bocina limpia”
se presentó el invitado de honor.
Allí lo esperaban un tal José
Mujica y Lucía Topolansky con otros dirigentes sindicales. Como quien aguarda
la llegada, retrasada, del sobrino que se acaba de recibir en la capital y
viene a pasar las vacaciones junto a su familia. Una vez estacionado el ómnibus,
se entreveró con los luchadores y se sintió agasajado con los versos de “A
Simón Bolivar” interpretados por los artistas nacionales ya mencionados. Recibió ese y otros halagos hasta que le tocó
la palabra. Enfatizó deseo de unir a Latinoamérica a través de una gran central
sindical. “Latinoamérica y el Caribe” subió la apuesta de su única propuesta de
la noche.
Llenó de pasto el lugar, las
fieras contentas aprobaron sus dichos y generó hasta risas cuando lo llamó “camarada”
(típico término comunista) a Fernando Pereira, quien no pertenece a esa corriente.
“’Camarada’ para nosotros significa un compañero amado. Amada. Camarada.
Camarado. Cama-Amado. ¿Verdad? Bueno… Compatriota” concluyó entre risas.
¿Tiempo para hablar del “enemigo”?
También hubo. Sentado a su lado, nuestro presidente. “El amigo Pepe” como lo
llama Maduro. Que si ven alguna imagen, no se asusten, no estaba dormido, solamente
apoyaba el mentón en su palma para mayor estabilidad.
Y para cerrar, el presidente
venezolano concluyó: “Tengan
la seguridad que nadie detendrá la revolución bolivariana, Chávez vive”.
Por suerte era un lugar cerrado y no había posibilidad de que el principal
revolucionario bolivariano se presentara en forma de pájaro.
Acá el link de "Maduro al volante" de El Observador:
http://www.elobservador.com.uy/noticia/250097/maduro-al-volante/
Acá el link de "Maduro al volante" de El Observador:
http://www.elobservador.com.uy/noticia/250097/maduro-al-volante/
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